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La arquitectura religiosa en el siglo XV. Áurea de la Morena Bartolomé (11 de noviembre)

El pasado martes 11 de noviembre Áurea de la Morena Bartolomé nos habló de la Arquitectura religiosa en el siglo XV, aquí os dejamos un resumen de su clase.

La arquitectura religiosa del siglo XV en Castilla, está caracterizada por el desarrollo de un Gótico nuevo, el conocido como Gótico Flamígero, diferente del que se hacía en el siglo XIV. Este estilo fue el resultado de la afirmación de una nobleza nueva, con Juan II, y por las relaciones internacionales de Castilla con los países europeos, tales como Francia, Italia y Reino Unido. Esta influencia artística occidental, se fusionará con el arte Mudéjar presente en la Península, generando unas esplendidas obras artísticas. Se desarrolló particularmente en dos ramas: el Gótico Borgoñón-Flamenco en Toledo y el Gótico Germánico en Burgos.

Puerta de los Leones (Catedral de Toledo)
La Puerta de los Leones
Uno de los personajes claves del Gótico Flamígero fue Hanequín de Bruselas, que llegó de Bélgica con un equipo pluridisciplinar. Le debemos varias obras, como la intervención que hizo en la Catedral de Toledo, cambiando su aspecto exterior, recreciendo la torre, jugando con arcos y la cerámica decorativa; la construcción de la capilla de Don Álvaro de Luna, con una preciosa bóveda de crucería en octógono, frecuente en la arquitectura del siglo XV; y la Puerta de los Leones (donde también trabajó el maestro cantero Juan Guas, hijo de Pedro Guas), una puerta con multitud de arcos, dinteles, y siempre el juego de curva y contra curva.
El claustro del Monasterio de San Juan de los Reyes
Juan Guas es otro de los personajes influentes de este período, conocido por un estilo propio, donde se el cual se reconoce por tener un estilo propio donde se mezclan rasgos del arte gótico nórdico y de la tradición mudéjar toledana. 
Intervino en grandes obras como la Catedral de Segovia, concretamente en su espléndido claustro, en la cabecera y la Capilla de Pacheco. También trabajó en el Monasterio del Parral; en la portada del Monasterio de Santa Cruz de Segovia, en cuya portada nos encontramos igualmente con una sucesión de arcos, pero con la particularidad de haber incorporado los escudos de Enrique IV, elemento decorativo que influyó ya que a partir de este momento, nos encontraremos con los escudos de los diversos reinos en las portadas como reflejo y exaltación de la nobleza. Pero sin duda la obra cumbre de Juan Guas "el maestro al servicio de los Reyes", fue el Monasterio de San Juan de los Reyes, donde se proyectaron las capillas funerarias de los Reyes Católicos.
La bóveda del cimbório, con filigrana calada. Catedral de Burgos.
La bóveda del cimborrio de la Catedral de Burgos
Por otro lado, en el foco burgalés, contamos con el maestro Alemán, Juan de Colonia. Entre las muchas obras que hizo, le debemos el remate final de la torre de la Catedral de Burgos, con unas agujas de influencia claramente alemana, así como el cimborio de la misma, y la Cartuja de Miraflores, donde más tarde también interviene su hijo, Simón de Colonia, a quien también debemos varias obras arquitectónica de este siglo.
En la iglesia de Aranda del Duero existe uno de los primeros ejemplos de " fachada pantalla" fachadas con gran riqueza escultórica y exaltación heráldica, pero que no refleja el interior del edificio.
Paralelamente a estas edificaciones se estaban construyendo otros edificios sólidos, en granito, con mayor austeridad ornamental ya que solo refleja la decoración de bolas como vemos en el Monasterio de Santo Tomas de Ávila
Santo Tomas de Ávila                                                     Decoración con bolas
En Madrid, nos encontramos con una serie de preciosos edificios, de gran calidad histórica y arquitectónica como El alcázar de Madrid, una de las principales fortalezas de Castilla. Se le realizaron un gran número de obras y ampliaciones durante la época de Juan II, como la construcción de la capilla Real. Sin embargo, con Enrique IV no hubo tantas transformaciones, ya que éste vivía entre Madrid y Segovia. En la época de los Reyes católicos, Madrid fue la ciudad donde más tiempo residieron, junto a la ciudad de Alcalá de Henares.

El Monasterio del Paular se mandó realizar por Enrique II de Castilla y las obras de construcción del cenobio cartujano dieron comienzo en 1390 y se prolongaron durante varios siglos. Está compuesto por tres edificios; el monasterio, la iglesia y un palacio.
El gran retáblo del Monasterio del Paular
El gran retablo del Monasterio del Paular
Juan Guas trabajó en el claustro, que cuenta con una serie de bóvedas, arcos, y gran variedad de ménsulas, y en la preciosa portada, fusión artística entre la traza toledana y la decoración burgalesa. El gran retablo del monasterio está atribuido a Simón de Colonia, y la portada de acceso al patio del Ave María en el palacio, se debe a Rodrigo Gil de Hontañon.

La Iglesia de Torrelaguna, iglesia de tres naves, empezó su construcción en el primer tercio del siglo XV y se desarrolló en tres etapas principalmente, siendo la última impulsada por el Cardenal Cisneros. 
La iglesia de Colmenar Viejo, con su importante torre y la iglesia Majistral de Álcalá de Henares son obra de los Segas, con decoración renacentista y exaltación del Cardenal Cisneros en las portadas.
Interior de la iglasea del San Jerónimo el Real
La Iglesia del Monasterio de los Jerónimos
El Monasterio de los Jerónimos.
Fue fundado en 1463 por el rey castellano Enrique IV. Su primera ubicación fue en las cercanías del río Manzanares, pero los Reyes Católicos aceptaron la solicitud de traslado eligiéndose para ello la parte oriental de Madrid.
Posiblemente las trazas fueran de Enrique Egas al seguir los modelos, tanto en planta como en alzado, de San Juan de los Reyes en Toledo y Santo Tomás de Ávila. El templo es de una sola nave, crucero, ábside único y capillas entre los contrafuertes, todo cubierto con bóvedas de crucería. Contaba con dos claustros, uno de ellos actualmente desaparecido, y otro de dos plantas.
El edificio ha sufrido varias transformaciones a lo largo de su vida, entre ellas la restauración de Enrique María Repulles en 1880, edificándose la actual sacristía y sus dependencias parroquiales.

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